Cuando pensaba que el trumpismo ya no podría darme más sorpresas, leo en el Washington Post que Mike Lindell, un magnate de la fabricación de almohadas, acude a una reunión con el todavía presidente Trump con una carpeta por la que asoma un papel con apuntes para un plan disparatado para mantener al actual presidente en La Casa Blanca mediante la aplicación de la ley marcial.
Investigo algo sobre este curioso empresario y aparece una historia que encarna como ninguna otra el verdadero sueño americano: de adicto al crack a CEO multimillonario. Resulta que el tipo era dueño de un par de bares, ludópata y le daba muy duro a la cocaína y al crack. En una entrevista en la CNBC absolutamente delirante cuenta que siempre durmió mal (en la jerga bolinga a esto se le llama “comer techo”) y que no encontraba una almohada que le ayudara a dormir bien. Por eso mismo decidió destripar decenas de almohadas y combinar diferentes tipos de relleno hasta dar con la almohada perfecta para sus insomnios cocaínicos. I&D farlopero.
Lindell termina por dar al fin con una almohada a prueba de crack y termina haciéndose multimillonario. Después descubre a Jesús, a través de la oración cambia las drogas por el credo evangélico, se vuelve abstemio y finalmente un día conoce a Trump en una reunión de apoyo a los manufactureros americanos, se hacen amigos y termina ofreciéndole su visión y sus consejos al presidente.
Por supuesto el tipo, que no tiene ningún reparo en confesar su maravillosa historia de redención, se ha autoeditado su autobiografía inserta en la rica tradición de la autobiografía espiritual, desde San Agustín a John Bunyan…
Los comentarios en goodreads son jugosos:
This dude’s story is so crazy it’s hard to believe he’s even alive let alone that he makes me pillows that feel like a hug.
Blog de Jacobo Bergareche 