
Desde hace tiempo juego a entrar en el monte como quien se cuela sigilosamente en una inmensa despensa, llena de imprevisibles ingredientes con los que debo apañarme un plato que solo si sale bien me redime de haber sisado algo en esa cornucopia trufada de aves, cérvidos, jabalíes, lagomorfos, verduras, frutas, hierbas y hongos que es la Sierra de Hornachuelos.
Me produce una alegría que llega a la risa tonta descubrir un comestible, nombrarlo, meterlo en el zurrón, llevarlo a la cocina y limpiarlo, imaginar cómo puede prepararse mejor y saborearlo varias veces en todas las fases del proceso por el cual algo pasa de crudo a elaborado.
Ayer me encontré con una mata floreciente de apio caballar, una verdura similar al apio pero algo más intensa y dulce. Fue popular antes de la llegada del apio actual, que es un cultivo mucho más eficiente. El apio caballar, por ser una hierba bianual, dejó de cultivarse y hoy es una verdura abandonada (el link lo explica mejor de lo que pueda hacerlo yo). Cuando estuve seguro de que efectivamente era apio caballar y no un veneno, lo arranqué y me lo tomé en casa con un picadillo de naranjas de la zona y un aceite de la cooperativa del pueblo. Entiendo que hay todo un rollo hipster de urbanita gilipollas en eso de celebrar -y proclamar- que lo que te estás comiendo es algo que te ha dado la misma tierra que estás pisando, pero no deja de ser un placer real. Hay una pequeña comunión con la naturaleza en todo ese proceso de identificar y extraer uno mismo el alimento del propio bosque.
Por eso camino ya con varios recursos para identificar todo lo que me sale al paso. El más potente e inmediato es la app Picture This que con las flores acierta casi siempre (con los hongos es un desastre). Si la app no funciona o me resulta dudoso el resultado, recurro al viejo método de consultar un libro. Tengo en el móvil descargados en PDF los cuatro tomos de esta maravilla que publicó en su día la Junta de Andalucía: Flora Vascular de Andalucía Oriental. Lo recomiendo encarecidamente si alguien quiere identificar flores en sus paseos. Yo estoy en Andalucía Occidental pero sirve igual. Los tomos de Flora Vascular de Andalucía Occidental son más antiguos y utilizan dibujos en blanco y negro en vez de fotografías, de modo que resulta más ineficaz como guía de campo. Además que supongo que la flora de Sierra Morena no puede ser muy diferente que la de las sierras de Jaén. Estos tomos valen también para Extremadura, La Mancha y muchos otros sitios, diría yo sin ser experto.