Hace unos días me publicaron un artículo en El Mundo en defensa de mi querida Bea Moreno de la Cova, condenada por un inquisidor anónimo, linchada por una legión de trolls y despedida por unos jefes, cuanto menos, cobardes.
En el artículo cometía un error, confundía el sambenito, que es el chaleco hecho con un saco que llevaban los condenados en los autos de fe, con la coroza, que es el capirote que llevan en la cabeza.
Gran fallo, sobre todo después de haber pasado gran parte de junio y julio leyendo sobre la Inquisición para una idea de guión que tengo.
Los comentarios del artículo son interesantes. Está claro que la resistencia al discurso políticamente correcto ha sido monopolizada por Vox, que en el fondo es un movimiento que busca imponer otro tipo de corrección política. Muchos de los comentarios se quejan de cómo hablo de la Inquisición y me dicen que era una institución garantista. Qué daño ha hecho la lectura sesgada de Imperiofobia por parte de aquellos que querían ser españoles sin complejos.
Para los que quieran saber más de cómo funcionaba la Inquisición, recomiendo estos dos títulos:
Sotos contra Riquelmes, de Jaime Contreras.
The Spanish Inquisition, de Henry Kamen.