Permítanme la frivolidad, suspendamos por un momento los juicios políticos, esta imagen es una belleza. Si no conociéramos la miseria estética de quienes han provocado esta escena, parecería una magnífica performance: unos guerreros que acaban de pelear contra un monstruo policromático, una alucinación lisérgica, unas fuerzas del orden figurativo tratando de contener una revolución pollockista, se me ocurren mil cosas… todas mejores que la realidad.