Nueva Normalidad

Confieso que me aterran los comunicados del gobierno (más aún de este) donde nos explican como gestionarán el futuro. El de hoy ha sido particularmente estremecedor, nos anuncian para finales de junio la entrada en un periodo incierto y de duración indeterminada, bautizado oficialmente como “la nueva normalidad”. 

Parece un oxímoron. ¿Cómo puede ser normal lo nuevo, lo inédito, lo nunca antes experimentado? Hace pocos meses nos hubiera parecido una parodia del totalitarismo, un Estado publicando comunicados para advertir de lo que a partir de ahora será lo normal. Se entiende por tanto que todo lo que se escape a -o no este conforme con- esa nueva normalidad oficial, será la nueva anormalidad, o incluso la nueva subnormalidad. Habrá que ver qué ciudadanos se convierten por estos edictos en ciudadanos nuevo-normales y qué individuos pasarán a ser nuevo-anormales. Importante saber a qué amenazas se enfrentarán los nuevo-anormales o nuevo-subnormales. 

Todavía no nos han descrito, negro sobre blanco, lo que será la nueva-normalidad. Si da tiempo a incluir algo en la definición, pediría a los que están diseñando esta era que se incluyeran a bote pronto estas cosillas como parte de lo nuevo normal, así para empezar se me ocurre:

  1. Pasar más tiempo en casa que en la oficina
  2. Dedicar más tiempo diario a las artes culinarias en familia
  3. No olvidar que sobrevivir es importante, pero que para vivir se necesita arte y cultura
  4. Reconocer la importancia de un tiempo de introspección 
  5. Reconocer la importancia de amigos, familia y acordarse de lo mal que se pasa cuando se cierran los lugares y pretextos que nos reúnen y permiten celebrar la vida, estrechar lazos, tocarse y abrazarse, como se hacía en la vieja normalidad
  6. Reconocer la importancia de los científicos y de la sanidad pública
  7. Acordarse de que se puede vivir sin fútbol profesional ni actualidad deportiva
  8. repensar las condiciones de vida de los ancianos en las residencias donde tarde o temprano acabaremos aparcados
  9. No olvidar que el mundo está conectado y que el nacionalismo es el veneno que trata inútilmente de desconectarlo

En el País Vasco, a los que hablan vascuence en casa desde hace generaciones, antes incluso del proceso de evangelización aranista, se les llama euskaldunzarras y a los que acaban de subirse a la ola, les llaman euskaldunberris -¿se acuerdan de lo de cristiano viejo y cristiano nuevo? Pienso que habría que hacer un poco igual con esto de los nuevonormales y nuevoanormales, y pasar a llamarlos normalzarras y normalberris, que suena mejor. En fin… reflexiones rápidas sobre este despertar en un mundo de terminologías políticas orwellianas.

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