El fake del #veranoinvencible

Después de leer Verano de Albert Camus, un librito de ensayos autobiográficos muy difícil de clasificar, empecé a usar imprudentemente y con exceso el potencialmente irritante hashtag #veranoinvencible. Eso ha conectado muchas de mis fotos a un maremágnum de cursilería en las redes, presidido por un texto apócrifo atribuido a Camus no se sabe por quién, pero el daño reputacional que le hacen con ese abominable texto de coach de autoayuda es enorme. Copio aquí un fragmento del texto real de Camus, en el que nombra y define esa fuerza interior que nos habita desde antiguo y a la que volvemos en momentos de oscuridad en busca de una luz que no podemos encontrar más que dentro de nosotros, eso es el verano invencible y pertenece a su ensayo Retorno a Tipasa:

A mediodía, sobre las laderas medio arenosas y cubiertas por heliotropos como por una espuma que hubieran dejado al retirarse las olas furiosas de los últimos días, miraba el mar, que a esa hora se agitaba apenas con un movimiento fatigado, y calmaba esa doble sed que no se puede engañar mucho tiempo sin que el ser se seque, quiero decir amar y admirar.

En no ser amado sólo hay mala suerte: en no amar hay desgracia. Hoy en día todos morimos de esa desgracia. Porque la sangre, los odios, descarnan el corazón; la prolongada reivindicación de la justicia agota el amor que, sin embargo, la hizo nacer. En el clamor en que vivimos, el amor es imposible y la justicia no basta. Por eso Europa odia el día y no sabe más que oponer injusticia a la injusticia. Pero para impedir que la justicia, hermoso fruto naranja que no contiene más que una pulpa amarga y seca, se agoste, volvía a descubrir en Tipasa que había que guardar intactas dentro de uno mismo una frescura, una fuente de alegría; amar el día que escapa a la injusticia y volver al combate con esa luz conquistada. Volvía a encontrar allí la antigua belleza, un cielo joven, y ponderaba mi suerte, comprendiendo por fin que en los peores años de nuestra locura el recuerdo de este cielo no me había abandonado nunca. Era él quien, para concluir, me había impedido perder la esperanza. Yo había sabido siempre que las ruinas de Tipasa eran más jóvenes que nuestras obras en construcción o nuestros escombros. El mundo empezaba allí cada día con una luz siempre nueva. ¡Oh, luz!, ése es el grito de todos los personajes enfrentados, en el drama antiguo, a su destino. Ese último recurso era también el nuestro y ahora yo lo sabía. En mitad del invierno aprendía por fin que había en mí un verano invencible.

Dejé otra vez Tipasa, volví a Europa y sus luchas. Pero el recuerdo de ese día aún me sostiene y me ayuda a escoger con el mismo ánimo lo que transporta y lo que abruma. En la difícil hora en que nos encontramos, ¿qué más puedo desear que no excluir nada y aprender a trenzar con hilo blanco e hilo negro una misma cuerda tensa casi hasta romperse? En todo cuanto he hecho o dicho hasta hoy me parece reconocer esas dos fuerzas, aun cuando se enfrenten. No he podido renegar de la luz en la que he nacido y, sin embargo, tampoco he querido rechazar las servidumbres de estos tiempos.

Albert Camus, Retorno a Tipasa.

El texto original ha desaparecido en las redes españolas y ha sido suplantado por uno cursi, simple y obvio. Ha triunfado y se ha reproducido inmisericordemente, por esa legión de personas que tienen el mal vicio de compartir extractos de textos que jamás han leído y por los que no tienen curiosidad alguna. Entre todos ellos degradan la talla de escritor del pobre Camus, y banalizan completamente aquello que él llama el verano invencible. Copio aquí el lamentable texto apócrifo, extraído de los perfiles de instagram de la gente.

Es interesante ver cómo a base de repetir y propagar, internet tiene la capacidad de fijar este texto como auténtico, un texto infamemente cursi que alguien perpetró apropiándose de una atractiva frase de Camus y que luego además tuvo el valor de firmarlo con el nombre del escritor, no sabemos muy bien con qué intención. La cosa ya es imparable, tiene vida propia e incluso ha acabado siendo recitado por una señora en un vídeo que se ha hecho viral hoy y que me ha llegado por varias personas que se han acordado de mí porque me han leído el dichoso hashtag alguna vez.

Me resulta una verdadera pesadilla digital, ver uno de mis textos favoritos, aquel al que acudo muchas veces para buscar fuerzas, siendo suplantado y profanado para siempre por semejante truño. Así se construye y propaga un fake, y lo peor de todo es que hace que el original, el que tiene la verdadera profundidad, se olvide por un fragmento de usar y tirar, diseñado para exhibir en un perfil de instagram.

Y dicho todo esto, aquí tenéis una foto del original en francés, que no puedo dejar de recomendar.

13 Comentarios

    1. Gracias por descubrirnos el auténtico texto «camusiano», que, una vez desprovisto de ese espíritu «coelhiano» , es muchísimo más hermoso y muchísimo menos cursi.

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  1. No es solo en español.

    En una de las mejores galerías de arte de Miami la vi las ultimas navidades en inglés formando parte de varios collages de un artista cotizadísimo.

    Horreur.

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  2. Buenas tardes:

    Le agradezco que nos anime a contrastar la información que recibimos en internet y a buscar las fuentes de donde emanan.

    Dicho esto, me parece que existe en lo que ha escrito: «…por esa legión de personas que tienen el mal vicio de compartir extractos de textos que jamás han leído y por los que no tienen curiosidad alguna….», un punto de soberbia que parece no cuadrar con la persona ecuánime y sensible que me ha parecido usted por otras cosas que le he leído.

    Soy una «enamorada» de Albert Camus y de sus escritos. Lo he leído extensa y profundamente, aunque no Regreso a Tipasa, pero tampoco me parece tan horrible lo que circula por internet ( más allá de que no me gusta que suplanten la autoría de nadie), ni creo que el texto sea cursi, simple y obvio.

    Claro que lo que precede a «En mitad del invierno aprendía por fin que había en mí un verano invencible» es una maravilla, como el propio Camus.

    Pero si Camus y su pensamiento no es accesible a mucha gente, quizás ese pensamiento adornado por un coach cursi y simple puede despertar la curiosidad de alguno y quizás solo por eso merezca la pena. En cualquier caso está bien ser algo más comprensivo y compasivo.

    Decir que «…esa legión de personas que tienen el mal vicio de compartir extractos de textos que jamás han leído y por los que no tienen curiosidad alguna… » es presuponer mucho y que «entre todos ellos degradan la talla de escritor del pobre Camus» ¿no le parece excesivo?

    Es imposible degradar a Camus. No lo consiguieron los muchos que se le opusieron ( que la historia describe como grandes pensadores) y que le dejaron solo.

    Seguro que ninguno de nosotros , usted incluido, contrasta cada cosa de la que habla o transmite a los demás, lógicamente. Necesitaría varias vidas.

    He descubierto hoy su blog y me parecen muy interesante dos o tres cosas que he leído. Le seguiré, aunque no porque me guste «perder el tiempo» sino porque me gusta mucho llenarlo de todo tipo de cosas buenas y aquí las hay.

    Gracias por ello.

    Pilar A. J.

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